SUMMARY
¿Quién no recuerda esa voz de una mamá diciendo: “Javier ya estás grandecito tómate la colada” y el niño respondiendo: “cuál colada mamá si ya me la tomé”. Es un clásico de la publicidad colombiana de Avena Quaker que fue un hito en su momento y se mantiene en la mente de muchos colombianos a manera de chiste ochentero. La vida de marca de Avena Quaker tiene mucha tradición y ya se veía como la vida de un buen cuarentón exitoso le va bien tiene gran trayectoria ha hecho feliz a mucha gente y es respetado. Pero en el fondo la realidad en los últimos años apuntaba sutilmente hacia una problemática. Aunque Quaker seguía siendo líder en la categoría estaba sufriendo “el síndrome de la alacena cerrada”. Bastantes factores estaban influyendo para que en los hogares no se sacara de la alacena con juicio la Avena Quaker. La percepción de la avena como alimento que engorda el tiempo que se toma prepararla el factor “pasado de moda” las dudas alrededor de sus formas de preparación eran solo algunos ejemplos de las barreras a las cuales nos estábamos enfrentando desde años atrás y que partían desde la evidencia en el consumo de Avena Quaker con una intención de compra del 61% en el 2008 a un 51% a finales del 2011. Nuestro desafío era poner de nuevo la avena en la mesa y enseñar a través de la versatilidad a tomársela más allá de la clásica “colada de mamá”.